En una carta se puede escribir todo aquello que sientes, que sueñas, que esperas, que agradeces... aquello que te hace feliz, que te hace llorar, que te hace reír, que te hace recordar, aquello que te hace vivir nuevas cosas, aquello que quieres volver a vivir y aquello que quieres descubrir, aquello que dejas atrás, por lo que luchas y por lo que te dejas llevar...
Pero hay ciertas cartas, muy especiales, que son creadas para destruirse, que ese es su único y principal fin; no deben ser guardadas, no deben volver a ser leídas ni siquiera después de haberse escrito, no deben volver a salir de la caligrafía perdida de la mano que la escribió, que se crean a partir de una brillante y común hoja de papel, se llenan de ideas y sentimientos y que deben terminar convertidas en cenizas; cartas con palabras que si bien son bellas por el amor que se dedica, inspiradoras por el sentimiento que contienen, intrigantes por misma naturaleza, sabias por la experiencia que develan, difíciles por el dolor que se esconde tras líneas, anónimas sin perder la esencia del autor, sin destinatario descrito pero pensadas para alguien, sin dedicatoria, sin fecha ni espacio; que solo son y están hechas, para un determinado, muy especifico y bastante corto, tiempo dentro de la eternidad.
Cartas que se sienten, que se piensan y escriben, que existen y que se humedecen ante la piel sudorosa y las lagrimas de amor e ilusión, que son y no son, se niegan, se aceptan, se reinventan, que se queman, trascienden y mueren ... y, al pasar los años, se reescriben a si mismas. Cartas que son escritas en momentos de felicidad, tristeza, emoción, inspiración o soledad. Cartas de las cuales solo sabe uno mismo, que contienen secretos que quisieron salir a dar un respiro, pero no quisieron ser revelados, al menos no por ahora; secretos que se desenvuelven por si solos, que no requieren permiso, que no necesitan perfección en la redacción pero si en la expresión, que usan palabras que ni siquiera uno conocía o hace tiempo no usabas. Cartas en las que los secretos y anhelos que se conjuntan en un sinnúmero de palabras, garabatos y dibujos que intentan encontrar un lugar fuera de la mente, pero que saben que aun no es el momento ni el lugar para hacerlo, cartas que por esto mismo piden ser entregadas pero que por su contenido tan delicado e inexplicable deben ser destruidas.
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