martes, 6 de abril de 2010

Un Solo Segundo ...

Mi mente pensaba en ti y en mi, mas en ti que en mi... mi voluntad estaba sobre la fotografía de un dibujo, de un muy gordo libro de arquitectura... y mi corazón se debatía entre ideas nuevas y sentimientos viejos.

De pronto comenzó a oler a humedad, sabía que el agua estaba cerca... el bochorno de aquella biblioteca desapareció, se disipo, y dio lugar a un ambiente fresco... quizá frío o quizá, simplemente, ausente de calor; en realidad nunca lo supe con seguridad.

Despierto y percibo una comodidad rara, inestable... por demás fugaz. Un pestañeo al ventanal... las hojas y las flores vuelan en caída directa, los arboles se agitan avisando que algo va a ocurrir, las personas que estamos aquí callamos y nos miramos unas a otras como si nos conociéramos desde siempre, los grafitos y estilógrafos paran de expresar ideas al igual que los teclados... y en un instante, todo, absolutamente todo, se detiene... solo mis sentidos se mantienen en alerta... mi mente, mi voluntad, mi pulso, mi respiración y mi bolígrafo se encuentran completamente perdidos, ciertamente no los siento; lo que puedo describir es que en el aire se respira esa tranquilidad que antecede a la tormenta... a lo desconocido o quizá, a lo mas deseado.

Pasó un solo segundo... y después de ese segundo... todo, inmediatamente, regresa a la normalidad... a esa normalidad rutinaria, en ocasiones mediocre y falsa, donde los arboles guardan celosamente sus hojas y flores, donde las personas se ven y no se preguntan quien es quien están viendo, donde cualquier instrumento es una herramienta de exclusión del mundo... una normalidad donde los sentidos viven envenenados de lo mismo... una normalidad que me he dado cuenta que existe y que he tratado de romper y quizá corromper... lo único que se, es que se rompió la rutina... por un solo segundo... y que ese segundo me arrancó miradas, suspiros y unas cuantas palabras ...

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